En Espacio Fundación Telefónica, del 4 de junio al 14 de septiembre de 2014.
Se trata de la primera exposición antológica dedicada al autor. Este proyecto sigue la línea de recuperación de archivos fotográficos iniciada por Fundación Telefónica con el Archivo Fotográfico de la Compañía y ampliada posteriormente con fotógrafos como Luis Ramón Marín, Josep Brangulí y Virxilio Vieitez.
La muestra, comisariada por Valentín Vallhonrat y Rafael Levenfeld, está compuesta por más de 160 fotografías en blanco y negro que recorren su trayectoria profesional a través de tres bloques estilísticos: el pictorialismo, entre 1922 y 1928; la evolución hacia las soluciones visuales de la modernidad hasta el comienzo de los años treinta y la Nueva Visión, desde 1930 hasta 1936, cuando Arissa se incorpora plenamente a las vanguardias fotográficas.
Los inicios: la etapa pictorialista
Antoni Arissa (Sant Andreu, 1900 – Barcelona, 1980) se inició en la fotografía a comienzos de los años veinte, compaginando su labor como fotógrafo con la imprenta familiar. Sus inicios se enmarcan en la corriente pictorialista, surgida en 1890 en torno a asociaciones y sociedades fotográficas que pretendían el reconocimiento de la fotografía como una disciplina artística. Se alejaban de la fotografía documental para aunar diferentes movimientos artísticos, desde el Pre-Rafaelismo hasta el Simbolismo.
Es en esta etapa cuando Arissa desarrolla su primera producción como fotógrafo pictorialista y retrata escenas rurales, iconografías campestres en escenarios previamente preparados, descripciones literarias de una arcadia en la que sobreviven los valores tradicionales, imágenes de niños que recuerdan a los cuentos infantiles de los Hermanos Grimm o Perrault.
La evolución hacia la Nueva Visión
A principios de los años treinta avanza hacia una fotografía moderna, desprovista de los ornamentos y referencias simbolistas del pictorialismo, y se acerca a los planteamientos de la fotografía centroeuropea, caracterizada por la composición, la forma, la línea, el punto de vista y una iluminación que acentúa las cualidades y la intención de los objetos fotográficos.
Éste es el camino hacia la conceptualización fotográfica, donde rechaza los dogmas del pictorialismo y su obra se centra en las pequeñas cosas. Tanto la familia, como su propia vivienda se convierten en escenarios de su obra: la casa, el jardín, los pasillos, los objetos cotidianos y sus propias hijas se transforman en elementos gráficos. Poco a poco, el círculo íntimo se abre fuera del núcleo familiar y le lleva a retratar las calles y el puerto de Barcelona. A partir de aquí, cualquier fragmento de realidad será objeto de su actividad fotográfica.
Al finalizar la Guerra Civil, desparecidos los medios de difusión de la modernidad, Arissa reduce su actividad artística y, poco a poco, va cayendo en el olvido. A principios de la década de 1990, la exposición Las vanguardias fotográficas en España, recogió 6 fotografías de Arissa, iniciando así el proceso de recuperación de su figura.
La exposición dispone de audioguía con contenidos extra, disponible de forma gratuita (también descargable para tabletas y móviles) en el hall del espacio y un catálogo que incluye fotos nos expuestas y documentos y revistas de la época.