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Con nueve años comenzó sus estudios de bachillerato de Ciencias en el Instituto General y Técnico de Santiago de Compostela, desde el que pasaría al Instituto Nacional de Secundaria para cursar el bachillerato Universitario.

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Antonia Ferrín Moreiras nació en Orense el 13 de mayo de 1914. Era la tercera de cuatro hermanas en una familia con pocos recursos económicos. Su padre era profesor de matemáticas. A pesar de las costumbres de la época y de la escasez de medios, la familia deseaba que las cuatro hijas (Antonia, Celsa, María y Pastora) tuvieran acceso a estudios superiores. Así, en 1920, dejaron Orense para instalarse en Santiago de Compostela.

Desde muy pequeña Antonia fue una alumna destacada. Con nueve años comenzó sus estudios de bachillerato de Ciencias en el Instituto General y Técnico de Santiago de Compostela, desde el que pasaría al Instituto Nacional de Secundaria para cursar el bachillerato Universitario.

Con dieciséis años se matriculó en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) para iniciar sus estudios de Química. ¿Por qué eligió la química? Porque era la única licenciatura ofertada en aquella facultad. Gracias a sus buenas calificaciones, Antonia obtuvo becas y la exención de tasas, lo que le permitió financiar y realizar sus estudios. En 1935 consiguió dos títulos: el de licenciada en Químicas y el de Maestra Nacional.

Antonia comenzó a trabajar inmediatamente después. Aunque la familia vivía con estrecheces, sus primeras tareas no fueron remuneradas. Entre 1934 y 1936 ejerció como profesora ayudante en prácticas de Física y Matemáticas de la Facultad de Ciencias de la USC y como ayudante (tampoco retribuida) en el Departamento de Ciencias del Instituto Arcebispo Xelmírez de Santiago.

Aunque parezca difícil de creer, aún le quedaba tiempo (¡y energía!) para dar clases particulares, estudiar la carrera de Farmacia y seguir los dos primeros cursos de la licenciatura en Ciencias Exactas, los únicos que ofertaba en aquel momento la USC. En 1937 (y lo hizo hasta 1948) comenzó a dar clases de matemáticas en la escuela para niñas huérfanas Nuestra Señora de los Remedios.

En 1936, tras estallar la Guerra Civil, se suspendió la actividad académica en la Universidad. Además, en octubre de 1937, le abrieron un expediente de depuración debido a una denuncia anónima provocada por sus ideas políticas. La comisión sancionadora la inhabilitó para desempeñar cargos de confianza y se vio obligada a dejar la docencia en el Instituto: la plaza que ocupaba le fue asignada a otro docente en propiedad.

En 1940 solicitó la revisión de su causa y consiguió reanudar las clases en la Facultad de Ciencias. Con la tenacidad que la caracterizaba, durante el curso 1939-1940 completó su licenciatura en Farmacia, en 1940-1941 superó las asignaturas que le dieron el título de Maestra en la Escuela Normal Femenina y, entre los años 1943 y 1948 (y como alumna no presencial), consiguió la licenciatura en Ciencias Exactas por la Universidad Central de Madrid (hoy la Universidad Complutense).

 

La colaboración en astronomía con Ramón María Aller

En aquella época conoció al matemático Enrique Vidal Abascal (1908-1994), fundador de una importante escuela de geometría diferencial en nuestro país. Antonia trabajó como profesora ayudante, y después adjunta, en la cátedra que ocupaba el matemático en la Facultad de Ciencias de la USC.

Vidal Abascal había realizado su tesis doctoral (titulada El problema de la órbita aparente de las estrellas dobles visuales) bajo la supervisión del conocido astrónomo y matemático Ramón María Aller (1878-1966).

El geómetra presentó a Antonia a su director de tesis y, a partir de ese momento, Ferrín Moreiras añadió la astronomía a sus intereses.

Ramón María Aller dirigió el Observatorio Astronómico de la USC, fundado en 1943. Antonia aprendió astronomía con este científico con el que colaboró durante más de veinte años. En 1950, gracias a una beca del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Antonia consiguió entrar en el observatorio de la USC. Dos años más tarde obtuvo un contrato de ayudante de investigación, que conservaría hasta 1963.

Entre 1954 y 1956, Antonia realizó cursos de doctorado en Madrid, con la astronomía como tema central. En el observatorio calculaba, medía y analizaba el cielo. Efectuaba medidas micrométricas de estrellas dobles, observaba pasos de estrellas por dos verticales y ocultaciones de estrellas por la luna, y publicó algunos de los resultados obtenidos en revistas especializadas.

Antonia recordaba el frío que pasaba en el observatorio mientras investigaba en pleno invierno; sus faldas no le daban suficiente abrigo:

«Las noches de observación supusieron horas de intenso frío, porque no podía vestir pantalones en un tiempo en el que esta prenda no se toleraba en las mujeres».

En 1963 defendió su tesis doctoral Observaciones de pasos por dos verticales, la primera tesis defendida en la Facultad de Matemáticas de la USC y dirigida por su octogenario maestro. Fue también la primera tesis sobre astronomía defendida por una mujer en España.

En 1964 fue nombrada Catedrática Numeraria de Matemáticas en la Escuela Femenina de Magisterio Santa María de la Universidad Central de Madrid. La “incansable” Antonia impartió allí clases de matemáticas, de astronomía y desempeñó diferentes cargos directivos. Y allí permaneció hasta su jubilación forzosa en 1984.

Vivió su retiro entre Santiago y Madrid, aunque siempre mantuvo una intensa actividad. En 2008 fue la madrina en el 50 aniversario de la Facultad de Matemáticas de la USC. Con gran sentido del humor, comentó en ese evento que acudía:

«En plena juventud, con 94 años cumplidos para no correr el riesgo de emocionarme».

Antonia Ferrín Moreiras falleció en Santiago de Compostela el 6 de agosto de 2009. Sin duda, fue (y es) un ejemplo de inteligencia, de extraordinaria capacidad de trabajo y de singular pasión por el conocimiento.

Autora: Marta Macho-Stadler, Profesora de matemáticas, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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Antonia Ferrín, una pionera para las astrónomas
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