Cualquiera que vaya a una biblioteca verá que la sección infantil está cada vez más poblada por libros en formato grande, llenos de ilustraciones y con poco texto. Entramos en una librería y desde el escaparate ya vemos la presencia de obras para niños en tapa dura y con imágenes impactantes. No hay aula de Educación Infantil que no tenga un buen puñado de estos llamados álbumes ilustrados. ¿Pero, a qué se debe este éxito?
En conjunto, la literatura infantil y juvenil está en auge: desde 2016 vive un periodo de crecimiento superior a la media del sector editorial, alcanzando más del 15 % del pastel total de facturación de este mercado (según cifras de la Federación de Gremios de Editores de España y del Observatorio de la Lectura y el Libro).
Además, la propia confianza de las editoriales refleja esta tendencia positiva con el aumento de la tirada media de ejemplares -4.222-, de nuevo por encima del sector en su conjunto y superada solo por el cómic.
El baile entre palabras e imágenes
Y entre tanta proliferación de obras para niños y jóvenes, hay un actor que cada vez tiene mayor protagonismo: el álbum ilustrado o libro-álbum, un género que ofrece un novedoso baile entre palabras e imágenes que se entrelazan para crear significados y a las que les cuesta vivir las unas sin las otras. ¿Pero, por qué ahora soplan vientos a favor de este tipo de literatura que han generado incluso la constitución de asociaciones de editoriales destinadas a su promoción?
La omnipresencia de lo visual
Es necesario reconocer que las imágenes han acompañado casi siempre, de un modo u otro, la transmisión literaria: pensemos en los manuscritos iluminados medievales, en los grabados de los pliegos de cordel o en la historieta y el tebeo. Sin embargo, nuestra sociedad es cada vez más visual. Vivimos en un mundo mediático que tiende a restar territorio a la cultura escrita en el ámbito de la comunicación. Y esto, evidentemente, influyen en las expectativas y hábitos lectores del público.
Con estos antecedentes, nos preguntamos: ¿es el auge del álbum ilustrado uno de los efectos sociales de la omnipresencia de lo visual en nuestra cultura? En un plano teórico, de acuerdo con la teoría de McLuhan, podría serlo. Hoy la imagen se ha vuelto contenido, y nos configura la manera de entender la literatura y de aproximarnos a la ficción narrativa.
Desde la posición educativa, por otro lado, cada vez más voces claman por una alfabetización que trascienda el código verbal y sea también mediática, informacional o visual (como muestran las investigaciones de Arizpe y Styles); esto sustentaría la aparición de productos culturales «educativos» (en un sentido enculturizador) como el álbum ilustrado. Dicho de otro modo: existe una coherencia en la relación entre la fuerza de la imagen como medio comunicativo, la necesidad de prepararnos para manejar y manejarnos en ese medio visual, y la existencia de productos visuales dirigidos a la infancia.
Revalorización social de la primera infancia
Hay actualmente una revalorización social a gran escala de la primera infancia y una redefinición del tipo de cuidados y atenciones que debe recibir.
Por ejemplo, la etapa educativa de Educación Infantil, hasta hace no tanto considerada como algo secundario, hoy es oficiosamente obligada en su segundo ciclo en España, y se plantean políticas de extensión hacia el ciclo 0-3 años.
Es un indicio de la importancia que se le reconoce a estos primeros años como una etapa de aprendizaje esencial. Y cuando pensamos en material de aprendizaje y estimulación, enseguida pensamos en los libros. Habida cuenta de que antes de los 6 años el aprendizaje lector como mucho se ha iniciado y, desde luego, no se ha consolidado, los títulos destinados a niños de esta edad no se basan en el texto, por más que lo vaya a leer el adulto; el protagonismo lo tiene la ilustración, que sí van a poder interpretar los jóvenes receptores, dado que su código es menos hermético.
Si esa es una posible causa del éxito reciente del libro-álbum, no menos desdeñables son las mejoras técnicas en los procesos de edición, que amplían enormemente las posibilidades creativas de los autores e ilustradores. De hecho, elementos hoy tan asumidos como la impresión en cuatricromía, o la superposición de texto sobre imagen, se consideran claves en el surgimiento, a lo largo del siglo XX, de este género.
Auténticas obras de arte
No hay duda de que el álbum ilustrado es un terreno fértil para la creatividad de autores e ilustradores infantiles. Clásicos como Maurice Sendak, Leo Lionni o el recientemente fallecido Tomi Ungerer experimentaron en los años 1960 con su código mixto (textual y visual), formato, técnica, cromática, etc. Hoy en día, podemos encontrar ilustradores que plasman en las páginas auténticas obras de arte, a veces con técnicas tan inusitadas en un libro infantil como óleo, collage o fotografía tratada digitalmente.
La prosperidad del álbum discurre en paralelo con la de otros géneros literarios que usan códigos mixtos o visuales. El cómic es tal vez el exponente más claro: desde los años 1960, en que algunos académicos italianos y franceses (Umberto Eco descollando entre ellos) empezaron a interesarse por él, se ha desplazado desde una posición «periférica» y «subcultural» en el sistema literario hacia posiciones más centrales, y hoy resulta prestigioso leer, pongamos por caso, novelas gráficas.
Certámenes con premios cuantiosos
De un modo análogo, el libro-álbum supone en cierto sentido la dignificación de la literatura infantil a ojos de la crítica y el mercado: se constituye un canon, se celebran certámenes con premios cuantiosos, se oficializa un espacio en los puestos de venta. Y junto con esta dignificación, el género tiende a ampliarse hacia edades más avanzadas, expandiéndose más allá de las fronteras de la literatura infantil, con temáticas y estructuras más complejas (basta echarle un ojo a Emigrantes de Shaun Tan).
En definitiva, el momento actual es un momento de florecimiento y celebración para el libro infantil ilustrado y, más concretamente, el álbum. Se produce una literatura inteligente y artística, con un buen número de editoriales implicadas (en España, fundamentalmente desde principios de este siglo XXI), y con buenos datos de recepción. Una literatura en consonancia con los rasgos actuales de nuestra sociedad.
Autores: , Profesor Doctor Acreditado de Lengua y Literatura. Facultad de Educación y Salud, Universidad Camilo José Cela y
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.