Jamás había encendido un ordenador porque, con 23 años de trabajo en cocina, no le había hecho falta. Tras participar en ‘Alfabetización Digital‘ le encantan las videoconferencias y se considera afortunada por haber descubierto un mundo nuevo y sin límites. Te contamos la historia de una de las más de 200 personas que han terminado con éxito el programa de Lanzaderas Conecta Empleo orientado a las competencias digitales básicas.
Emma Reina Herrera era cocinera en un bar, pero estaba quemada. A sus 40 años nunca le había hecho falta preparar su currículum porque durante los 23 anteriores siempre había estado ocupada en el sector de la hostelería. Tenía un concepto negativo de ella misma, ya que decía que no sabía hacer nada, sólo cocinar. Decidió inscribirse en el programa gratuito de ‘Alfabetización Digital‘ que iba a comenzar en la localidad sevillana de Dos Hermanas, su lugar de residencia.
Impulsado por la Fundación Santa María la Real y Fundación Telefónica, con la cofinanciación del Fondo Social Europeo a través del programa operativo POISES, el programa tiene como objetivo formar a personas en desempleo para que mejoren y refuercen sus competencias digitales básicas para la búsqueda de empleo.
Emma jamás había encendido un ordenador. Nunca había tenido la necesidad de hacerlo y, además, le daba miedo enredar en los dispositivos electrónicos. Tenía la sensación de que si tocaba cualquier cosa podría borrar algo o estropearlo. Cuando la admitieron en el curso, Emma vio en el programa de alfabetización, destinado a la inserción laboral de personas que como ella tienen mínimos o nulos conocimientos y habilidades digitales, una opción perfecta para comenzar un cambio en su vida.
“Un aprendizaje maravilloso que me ha hecho sentirme orgullosa de mí misma”.
El lado positivo de la disrupción del coronavirus
La vida de Emma, como la de los 47 millones de españoles y la de media humanidad, ha tenido en este 2020 un antes y un después marcado en el calendario por el día en que se confinó a la población en sus casas con el decreto del estado de alarma provocado por la pandemia de la Covid-19.
Tras recibir las dos sesiones iniciales presenciales del programa en las que aprendió a utilizar un ordenador desde cero –sus partes, cómo usar el ratón, el entorno Windows y los exploradores de Internet– junto a cómo editar, escribir, guardar y recuperar los escritos, ya podía sumarse al arranque del curso con la decena de compañeros (que no necesitaban esas dos sesiones previas). El confinamiento supuso un reto importante puesto que su nivel de alfabetización era mínimo.
Las ocho sesiones teóricas presenciales ofrecidas por los técnicos de las que consta el curso se reconvirtieron en su totalidad a formato online. Incluso, aunque la mayoría de los participantes tenían conectividad, algunos ni tan siquiera tenían dispositivos y hubo que generar a toda prisa una documentación por escrito para hacérselas llegar por correo.
“He aprendido mucho y me queda todavía mucho por aprender y, además, estoy decidida a hacerlo”.
Un gran estímulo para reconducir su futuro profesional
A Emma le costó el cambio. Nunca había participado en videoconferencias ni nada por el estilo. Un mes más tarde se considera muy afortunada por haber descubierto un mundo nuevo y sin límites que le permite hacer una búsqueda de empleo activa gracias a las alertas que ha establecido en los metabuscadores y que le tienen al día de todas las ofertas que le interesan con los plazos y el calendario digital.
“Ahora mismo el Smartphone es mi vida”, me comenta. “Un aprendizaje maravilloso que me ha hecho sentirme orgullosa de mí misma”, recalca. “Aunque siempre había sido muy echada para delante, ahora cuento con unos recursos que me han dado mucha seguridad en mí misma”.
Su conclusión es contundente: “me he quedado impresionada de lo que se puede llegar a conseguir. He aprendido mucho y me queda todavía mucho por aprender y, además, estoy decidida a hacerlo”. Ahora incluso le gustaría reconducir su futuro profesional hacia la atención al cliente, o adentrarse en las plataformas, supermercados o cadenas de producción y salir de los fogones.
Por Isabel Durán