Terminó sus estudios de operadora técnica de cálculo en Rumanía hace 20 años, y en España se reconvirtió como modista. Al llegar la pandemia, decidió que había llegado la hora de reinventarse y cambiar de rumbo. Esta es la historia de Dorina, la primera de una serie de relatos sobre mujeres coraje que han formado parte del curso ‘Programación Web’, una iniciativa para potenciar la empleabilidad de las mujeres desarrollada por Fundación Telefónica y la Fundación José María de Llanos.
Dorina Viorica Petraru terminó sus estudios de operadora técnica de cálculo en Rumanía hace veinte años. Trabajaba de auxiliar administrativo en su país y en España se reconvirtió como modista haciendo desde disfraces a trajes a medida. Al llegar la pandemia y cerrarse la vida cotidiana a cal y canto, decidió que había llegado la hora de reinventarse y cambiar de rumbo.
Volvió la vista hacia su antigua pasión, la programación. Aunque en sus años como auxiliar administrativo en una gestoría estaba habituada al manejo de las bases de datos, era consciente de que sus conocimientos de Pyton 2 se habían quedado completamente obsoletos. Sin embargo, cuando una madre del colegio le habló del ‘Curso Programación Web’, que forma parte del Proyecto formativo de Empleo Digital para la mejora de la empleabilidad de mujeres, desarrollado por Fundación Telefónica y la Fundación José María de Llanos, en el Espacio Mujer Madrid EMMA, no se lo pensó dos veces. Con inmensas ganas de ampliar su horizonte profesional, Dorina apostó por la oportunidad que este proyecto le podía ofrecer para formarse y sentirse, al mismo tiempo, apoyada en el proceso.
«Porque ahora nos valoramos mucho más. Estamos decididas y con ganas de darlo todo»
Dorina Viorica Petraru
Se inscribió con verdadera ilusión e intriga por saber cómo evolucionaría todo y su sorpresa fue mayúscula. No solo le gustaba todo lo que aprendía, sino que descubrió un mundo de competencias transversales que le ha devuelto la confianza en sí misma, en sus capacidades y su autoestima. Pero también le ha aportado algo más grande: un universo de amistades que le lleva a considerar a sus compañeras de curso, profesoras y responsables del EMMA como una familia.
Compartiendo código, y también emociones
Cuando a mediados de mayo el curso iniciado en noviembre de 520 horas tocaba a su fin, estaba tan entusiasmada que no quería que terminara. Le gusta irse a la cama aprendiendo algo nuevo cada día. Por eso disfrutó de todo lo que estaba aprendiendo al lado de sus compañeras, compartiendo código y también emociones. Cada día deseaba que empezaran las clases con Maribel, la profesora de programación. Y, además, las facilidades que ofrece la semipresencialidad en términos de flexibilidad lo hacían todo mucho más fácil.
De sus compañeras dice que son unas campeonas, porque es consciente del esfuerzo impresionante que hacen para realizar el curso, carentes en su mayoría de estudios previos en programación. A Dorina no le ha costado tanto, pero considera que el curso es muy intenso en todos los sentidos, emocionales y formativos.
Ahora, solo quiere trabajar y seguir estudiando para profundizar en el aprendizaje. Ha hecho simulacros de entrevistas y preparado su LinkedIn. Está feliz de estrenar la plataforma Be By Doing y de saber que junto a sus compañeras serán de las primeras cuyos currículums verán muchas empresas. Es muy creativa y le fascina haberse convertido en desarrolladora de páginas web. Ha aprendido a meterse en las tripas de las webs de desarrolladores y lo que más le fascina de ellos es lo colaborativos que son. Su proyecto de fin de curso lo ha dedicado a crear una web de servicios para mujeres con diferentes secciones: dedica una parte a ayudar a mujeres en situación en violencia de género, al emprendimiento femenino, a relatos de cómo la mujer ha cambiado la historia y al ocio con libros o películas.
Tras el curso, su mochila está cargada de aprendizaje, nuevas amigas y mucha ilusión. Su networking ha sido todo un hermanamiento porque la veintena de mujeres participantes de este primer curso en el EMMA han compartido código, sentimientos y generado una amistad más allá de lo que jamás pudo imaginar. Considera que este es su momento y está convencida de que muchas de sus compañeras van a desplegar sus alas para volar. “Porque ahora nos valoramos mucho más. Estamos decididas y con ganas de darlo todo”. Un cambio radical.
El reto de reinventarse en la era digital
En total, 19 mujeres han participado en el curso de ‘Programación Web’ desarrollado por Fundación Telefónica y la Fundación José María de Llanos. Mujeres coraje que han demostrado que se puede volver a empezar incluso desde las situaciones personales más difíciles y extremas. Que se puede aprender partiendo de cero. Que todos podemos adaptarnos a los cambios para afrontar nuevos retos. Y que para ello solo hace falta motivación, empeño, foco y una actitud proactiva para salir de nuestra zona de confort.
Cuando llegaron al Espacio Mujer Madrid EMMA, la gran mayoría no contaba con conocimientos de informática, y en algunos casos carecían de las mínimas habilidades digitales. Los itinerarios formativos, además de centrarse en el aprendizaje de diseño de páginas con código HTML y CSS; la creación de landing pages; funcionalidades sencillas de Javascript; o la estructura de contenido semántico (HTML5) y posicionamiento SEO; se han complementado con acciones para adquirir competencias transversales.
El desarrollo de estas competencias las ha empoderado. Todas ellas coinciden en que ha mejorado su autoestima, su gestión emocional y de creencias limitantes, su capacidad de comunicación, su descubrimiento al disfrutar enormemente con el trabajo colaborativo, su actitud para afrontar la resolución de problemas y su aprendizaje sobre la búsqueda activa de empleo sabiendo poner en valor sus propias fortalezas. Ahora se sienten con ganas de luchar para abrirse un camino en este nuevo mundo, saben que es difícil, quieren seguir aprendiendo y van a por todas.