A través de esta escultura, Chillida rinde homenaje a Omar Khayyam, matemático, astrónomo y poeta persa que vivió en la transición del siglo XI al siglo XII.
La mesa adquiere en Chillida connotaciones de trabajo, de experimentación, como si el escultor construyese el espacio adecuado para que el homenajeado continúe trabajando, avanzando en sus investigaciones. En este caso, pone la mesa a disposición del erudito persa, en un acto que reconoce las aportaciones de Khayyam al mundo científico y literario.
El escultor invertía mucho tiempo en decidir las formas adecuadas para homenajear a cada personaje, buscaba poner en relación la materia, los volúmenes, con la labor y las aportaciones de aquellos a quienes dedicaba cada obra.
En la Colección de arte de Fundación Telefónica, pueden verse dos de las mesas que Chillida dedicó a Omar Khayyam, lo que da cuenta de la admiración que el escultor vasco sentía por el astrónomo persa. Ambas fueron realizadas en acero corten en 1983, el mismo año en el que fue nombrado Miembro Honorario de la Royal Academy of Arts de Londres.
Las mesas se conciben como volúmenes planos en cuyo centro el artista orada el acero para conseguir espacios vacíos por los que se filtra la luz, creando un juego de luces y sombras que prolonga el alcance espacial de la forma escultórica.