Juan Gris pinta esta obra en París durante la primavera de 1918, unos meses antes de que finalizase la Gran Guerra. Mark Rosenthal identifica el año 1918 en la obra de Gris como el inicio de un brillante momento de síntesis que abarcaría hasta mediados de 1922.
En está época, su pintura está en conexión con el clasicismo cubista que había comenzado a emerger entre 1916 y 1917, y que se consolidó como estilo hacia 1918, culminando en el llamado purismo, cuyos líderes eran los pintores Amédée Ozenfant y Charles Jeanneret (Le Corbusier).
El objetivo de estos pintores puristas era una pintura que, alejándose del método intuitivo de Picasso, se basara en proporciones racionales y esquemas abstractos, y redujera los aspectos del mundo real al mínimo. Por ello, no es extraño que contemplaran con admiración a Gris, creador de impecables estructuras pictóricas. Gris, sin embargo, mantuvo cierta distancia respecto del purismo, pues siempre retuvo el respeto por los objetos, evitando la abstracción absoluta que le parecía tan incompleta como "un tejido con los hilos en una sola dirección". En La Guitarre Gris construye la composición a través de planos superpuestos que se distinguen a través del color. La fragmentación geométrica recuerda a una especia de collage ficticio.