Realizado en 1913, Verres, journal et bouteille de vin es el único collage de Juan Gris en la colección de Telefónica. Aunque es de los más tempranos conservados, hay que recordar que ya un año antes había hecho suyo el deseo de Picasso y Braque de renunciar a los artificios de la pintura ilusionista para representar la realidad, sustituyéndolos por la introducción en el lienzo de fragmentos de esa realidad. Gris ha llevado la esencia del collage a sus últimas consecuencias físicas fragmentando/recortando previamente la imagen misma para después proponer una reconstrucción que enfatiza su idea de la imagen artística como composición visual. Dada la sutil concepción de estos papiers collés de Gris, no es extraño que su proceso de producción distara enormemente de la improvisación creativa que parecía presidir la creación de los collages de Picasso, en los que el azar se convierte en aliado. Ante Verres, journal et bouteille de vin es fácil imaginar hasta qué punto la "pasión intelectual por la exactitud" que, según Stein, caracterizaba a Gris, le llevaría a una minuciosa investigación previa.
Es fácil ver en este collage, perfectamente legible a pesar de su voluntad fragmentaria, la distintiva visión estructuradora y clarificadora que caracteriza a Gris a lo largo de toda su trayectoria artística. Simplifica enormemente sus objetos, que llegan a convertirse casi en signos: un círculo es la abertura de una copa o de una botella, la silueta de uno de estos objetos basta para identificarlos en el conjunto, y la tipografía bastará también para aludir a un periódico o a un telegrama.
Sin embargo, es preciso insistir en que ni esta simplificación, ni las manipulaciones fragmentadoras propias de la técnica del collage impiden a Gris mantener la integridad de sus presencias físicas.