Exposición
Un recorrido por la trayectoria profesional de Antonio Arissa, uno de los más destacados representantes españoles de la vanguardia fotográfica cuyo legado permaneció prácticamente inadvertido durante ocho décadas.
El Centro de Exposiciones Fundación Vital acoge la muestra ‘Arissa. La sombra y el fotógrafo 1922-1936′, con más de 150 instantáneas que recorren la trayectoria profesional de Antonio Arissa. La exposición se podrá visitar hasta el 3 de enero 2021, de lunes a sábado de 18h a 20:30h, y los domingos y festivos de 12h a 14h y de 18h a 20:30h. Además, los martes de 19h a 20h habrá visitas guiadas a la exposición.
Fundación Telefónica y Fundación Vital acercan a Vitoria-Gasteiz la figura y la obra del barcelonés Antonio Arissa (1900-1980), uno de los más destacados representantes españoles de la vanguardia fotográfica cuyo legado permaneció prácticamente inadvertido durante ocho décadas. La muestra, comisariada por Valentín Vallhonrat y Rafael Levenfeld, reúne 153 fotografías en blanco y negro que recorren su trayectoria profesional a través de tres bloques estilísticos: el pictorialismo entre 1922 y 1928; la evolución hacia las soluciones visuales de la modernidad hasta el comienzo de los años treinta, y la Nueva Visión desde 1930 hasta 1936, cuando Arissa se incorpora plenamente a las vanguardias fotográficas
Las imágenes provienen de las colecciones de negativos preservados por Fundación Telefónica (121) y el Institut d’Estudis Fotogràfics de Catalunya, que aporta 32 instantáneas.
©Antoni Arissa. El beso, c. 1930. Colección Telefónica.
©Antoni Arissa. Sin título, 1930-1936. Institut d’Estudis Fotografics de Catalunya.
©Antoni Arissa. Sin título, 1930-1936. Colección Telefónica.
©Antoni Arissa. El perseguido, 1928. Colección Telefónica.
Antoni Arissa
Nació en Barcelona en 1900 en el seno de una familia de impresores. A partir de 1920 se hizo cargo de la empresa, y con solo 22 años obtuvo su primer premio, a los que siguieron otros tanto nacionales como internacionales. Su trabajo fue seleccionado para exposiciones como la II Exposition internationale d’Art Photographique de Saint Etienne, y en 1935 la revista Art de la Llum le dedicó un número monográfico que coincidió con la exposición de la Sala de Exposiciones del Centro Popular Catalanista de Sant Andreu.
Al terminar la Guerra Civil, desaparecidos los medios de difusión de la modernidad, Arissa redujo su actividad artística y, poco a poco, fue cayendo en el olvido. A principios de los años 90 la exposición ‘Las vanguardias fotográficas en España’ recogió seis de sus fotografías, iniciándose así el proceso de recuperación de su figura.
©Antoni Arissa. Sin título, 1930-1936. Colección Telefónica.
©Antoni Arissa. Sin título, 1930-1936. Colección Telefónica.
©Antoni Arissa. Sin título, 1930-1936. Colección Telefónica.
Las tres etapas de su vida
La muestra recorre tres etapas de la vida de Arissa. Se inició en la fotografía a comienzos de los años veinte, inicios que hay que enmarcar en la corriente pictorialista, surgida en 1890 en torno a asociaciones y sociedades fotográficas que buscaban el reconocimiento de la fotografía como una disciplina artística. Durante este período su trayectoria coincide con la del resto de autores españoles de la época, que se alejaban de la fotografía documental y aunaban diferentes movimientos artísticos, desde el prerrafaelismo hasta el simbolismo, y los conducía a un mundo preciosista lleno de atmósferas y ensoñaciones de misterios.
En 1922 Arissa fundó junto a Josep Girabalt y Lluis Batlle la Agrupación Fotográfica Saint-Victor, un año antes de la aparición de la Agrupación Fotográfica de Cataluña, donde se formaron los fotógrafos de la época. Es en esta etapa cuando desarrolla su primera producción como fotógrafo pictorialista y retrata escenas rurales, iconografías campestres con escenarios previamente preparados e imágenes de niños que recuerdan a los cuentos infantiles de los Hermanos Grimm o Perrault.
El segundo bloque es el de la evolución hacia la Nueva Visión. A principios de los años treinta se entrevé una nueva forma de concebir su producción fotográfica. Arissa avanza hacia una fotografía moderna, desprovista de los ornamentos y referencias simbolistas del pictorialismo y se acerca a los planteamientos de la fotografía centroeuropea, caracterizada por la composición, la forma, la línea, el punto de vista y una iluminación que acentúa las cualidades y la intención de los objetos fotográficos. En sus fotografías abandona la recreación de un pasado de carácter nostálgico, esteticista y literario. Aunque perviven los apoyos narrativos de su etapa anterior, introduce espacios abstractos con gran presencia de iluminación, contrapicados, sombras, nuevos ángulos y elementos gráficos. Sus imágenes ahora se conceptualizan y sus composiciones se convierten en organizaciones visuales perfectas.
Este cambio en el qué y cómo fotografiar se vio reforzado por varios aspectos como su carrera de impresor-editor y sus conocimientos de tipografía. También por el auge de disciplinas como la publicidad, donde la vanguardia fotográfica encuentra su espacio con fotógrafos de la generación de Arissa como Pere Català Pic, Emili Godes o Josep Masana. Y, además, por la aparición de nuevas publicaciones que contemplan los recursos estilísticos de la nueva fotografía, y artículos firmados por Manuel Abril o Salvador Dalí, que apuestan por la implantación de los nuevos lenguajes fotográficos. Este es el cambio hacia la conceptualización fotográfica, donde rechaza los dogmas del pictorialismo y su obra se centra en las pequeñas cosas. Tanto la familia como su propia vivienda se convierten en escenarios de su obra: la casa, el jardín, los pasillos, los objetos cotidianos y sus propias hijas se transforman en elementos gráficos. Poco a poco, el círculo se abre fuera del núcleo familiar y le llevará a retratar las calles y el puerto de Barcelona. A partir de aquí, cualquier fragmento de realidad será objeto de su actividad fotográfica.
La muestra, promovida por Fundación Telefónica, ya ha sido vista en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona, la Sala Amós Salvador de Logroño, el Centro Galego de Arte Contemporánea, CGAC de Santiago de Compostela, el Centro Andaluz de la Fotografía y el Centro de Cultura Antiguo Instituto de Gijón.